Cómo explicarlo... casualidad, curiosidad, el destino... o un poco de todo... probablemente sea esto último lo que tiene más sentido. Desde que leí 'El Hombre en el Castillo' de Philip K.Dick no dejo de toparme con situaciones y actividades con un mismo denominador común: el 'I Ching'. Durante todo el argumento de dicho libro, aparece este antiguo oráculo, meses después empiezo a practicar Choy Li Fut, cuyos principios se rigen por el Budismo y el Taoísmo y ayer mirando "al infinito"... amodorrado, como dirían en mi pueblo, pensé: ¡¡OMG...!! ¡¡el hexagrama del 'I CHING'!!, después empiezo a contar... 1 hexagrama por cara... 8 caras (un octógono)... 8 cúpulas (octogonales)... 8 x 8 = 64. ¡¡64 hexagramas tiene el 'I Ching' (y El Pilar)!! PERO en el Pilar SON TODOS IGUALES, es decir tenemos el último hexagrama del 'I Ching', (el hexagrama 64) repetido hasta 64 veces.
'Wei Chi' / Antes de la Consumación
(traducción de Richard Wilhelm)
Este signo señala el tiempo en el cual todavía no se ha consumado la transición del desorden al orden. La transformación, por cierto, ya está preparada, puesto que todos los trazos del trigrama de arriba guardan relación con los del trigrama de abajo. Pero todavía no se hallan en su sitio. Mientras que el signo anterior se asemeja al otoño que forma la transición del verano al invierno, este signo es como la primavera que, partiendo del periodo de estancamiento del invierno, conduce hacia el tiempo fértil del verano. Con esta esperanzada perspectiva concluye el libro de las mutaciones.
Antes de la Consumación. Logro.
Pero si al pequeño zorro,
cuando casi ha consumado la travesía,
se le hunde la cola en el agua,
no hay nada que sea propicio.
Las circunstancias son difíciles. La tarea es grande y llena de responsabilidad. Se trata nada menos que de conducir al mundo para sacarlo de la confusión y hacerlo volver al orden. Sin embargo, es una tarea que promete éxito, puesto que hay una meta capaz de reunir las fuerzas divergentes. solo que, por el momento, todavía hay que proceder con sigilo y cautela. Es preciso proceder como lo hace un viejo zorro al atravesar el hielo. En la China es proverbial la cautela con que el zorro camina sobre el hielo. Atentamente ausculta el crujido y elige cuidadosamente y con circunspección los puntos más seguros. Un zorro joven que todavía no conoce esa precaución, arremete con audacia, y entonces puede suceder que caiga al agua cuando ya casi ha atravesado, y se le moje la cola. En tal caso, naturalmente, todo el esfuerzo ha sido en vano. En forma análoga, en tiempos anteriores a la consumación, la reflexión y la cautela constituyen la condición fundamental del éxito.
Nota: así como el signo 'después de la consumación' representa la transición paulatina que partiendo de los tiempos del ascenso y pasando por el apogeo cultural llega a la época del estancamiento, el signo 'antes de la consumación' representa la transición del caos al orden. Este signo se sitúa al final de libro de las mutaciones. Esto alude al hecho de que todo final encierra un nuevo comienzo. Así este signo ofrece esperanza a los hombres, el libro de las mutaciones es un libro de lo futuro.
El fuego está por encima del agua:
la imagen del estado anterior a la transición.
Así el noble es cauteloso en la discriminación de las cosas,
a fin de que cada una llegue a ocupar su lugar.
Cuando el fuego, que de todas maneras puja hacia lo alto, se halla arriba, el agua, cuyo movimiento es descendente se encuentra abajo, sus efectos divergen y queda sin mutua relación. Si se desea obtener un efecto, es necesario investigar en primer lugar cual es la naturaleza de las fuerzas que deben tomarse en consideración y cuál es el sitio que les corresponde. Cuando a las fuerzas se las hace actuar en el sitio correcto, surtirán el efecto deseado y se alcanzara la consumación. Pero a fin de poder manejar debidamente las fuerzas exteriores, es menester ante todo que uno mismo adopte un punto de vista correcto, pues solo desde esa mira podrá actuar adecuadamente.
pulsar link para más información sobre el hexagrama 64 'Wei Chi'
Posteriormente cuando llegué a casa me puse a indagar sobre el tema y encontré lo siguiente (transcribo una parte y os dejo el enlace, un PDF muy interesante).
El Pilar, el centro del mundo.
(para leer el texto íntegro ver link)
La Basílica del Pilar está considerada como el primer templo mariano del mundo (...) Siempre se ha dicho que el atractivo del monumento ha sido sobre todo por su valor simbólico religioso y no por su valor artístico. (...) Este contraste entre la riqueza simbólica de 'El Pilar' y su pobreza constructiva, podríamos llamarlo así, lo debemos ver desde el punto de vista que propone la filosofía tradicional, de tal forma que la obra de arte es un recordatorio en el sentido platónico de la palabra; la convocación de su belleza es hacia una tesis, hacia algo que ha de comprenderse, antes que gozarse. Esta perspectiva nos ayudará a entender que la estructura arquitectónica y ciertos ornamentos de la Basílica del Pilar de Zaragoza tienen un marcado carácter significante. Un detalle que lo hace singular, y sobre el que disertaremos, es que presenta los únicos vestigios del antiguo y primordial simbolismo chino en un templo occidental. (...)
Se puede decir que el Pilar es un eje temporal entre el pasado remoto y el futuro además de un eje espacial entre oriente y occidente. En la Basílica del pilar aparecen dos tipos de signos de la antigua tradición china. Estos símbolos no son los únicos vestigios orientales que observamos, pues además el templo presenta una estructura arquitectónica general que esquematiza el mítico proceso cosmogónico expresado por Lao Tse y más detenidamente por el filósofo Shao-Young. Uno de ellos es el que está formado por seis líneas alternativamente continuas y discontínuas. Nos referimos a los realizados mediante relieve en ladrillo y presentes en las paredes externas de los cimborrios de las ocho cúpulas de las naves laterales. A pesar de ser ostensibles pasan inadvertidos hasta para los numerosos turistas orientales que visitan y fotografían la Basílica. Este símbolo pertenece a la antigua tradición China, que atribuye su descubrimiento a una visión del emperador primordial Fo-Hi. (...)
Este signo es más conocido en occidente por ser el último hexagrama del I Ching, llamado Wei Chi. El I Ching traducido como el 'Libro de las Mutaciones' es el más antiguo texto de la cultura china. El libro fue traído a Europa por los misioneros Jesuitas, es profundo, misterioso y certero. Su origen mítico nos habla de que fue revelado a Fo-hi, emperador mítico que con su contraparte femenina, Niu-Kua, constituye el germen primordial de esta cultura y la sabiduría que vehicula en sus símbolos constituye la esencia misma de la tradición extremo oriental. Este texto es tan sintético que puede entenderse en sentidos múltiples, y perfectamente concordantes entre sí. El más importante sería su acepción metafísica, pero tiene una multitud de aplicaciones contingentes de importancia desigual, estas constituyen varias ciencias tradicionales con sus aplicaciones en lógica, matemática, astronomía, fisiología, sociología...etc. La más conocida en occidente es la aplicación adivinatoria que, además, está considerada como una de las inferiores y cuya práctica estaba abandonada a juglares errantes. En China, la consulta oracular del I Ching sigue vigente y, según ellos, quien ignora este oráculo se priva de un gran instrumento, de una ayuda válida en los momentos de adversidad. Considerado un clásico de táctica militar era objeto de estudio entre los oficiales de las Fuerzas Armadas.
Otro paralelismo simbólico lo encontramos en que el hexagrama Wei Chi, formado por los dos trigramas complementarios, que representan el agua - fuego, luna - sol, llamados K’an y Li, se encuentran en los cimborrios octogonales de la Basílica, y en el Libro de las Mutaciones encontramos que los trigramas se representan en forma geométrica conformando un octógono, figura intermedia entre el círculo y el cuadrado, imágenes simbólicas de Cielo y Tierra. De tal forma que el octógono se considera capaz de unir lo superior y lo inferior y cuyo simbolismo está relacionado con la idea de pasaje entre los mundos y necesariamente con la de muerte y resurrección. También la Basílica del Pilar presenta un signo emblemáticos para la civilización tradicional china, concretamente el símbolo del Invariable Medio (chung-yong), que es el lugar del equilibrio perfecto, de alguna manera, una imagen reflejada del Centro universal o 'Pilar'. El pilar o 'axis mundi' para la china tradicional lo podemos ver en el marco o jambas que presentan las ventanas del campanario de las torres occidentales de la Basílica. Concretamente observemos la más antigua, en la que las jambas están construidas de piedra sobre el fondo de ladrillo, posiblemente para subrayarlo de forma clara. Este signo llamado “Fu” es emblema del emperador chino en su carácter de 'Pilar' o 'Eje' de todo el 'País del Medio' manera con que designaban a china sus moradores. Durante la dinastía Ming, este emblema lo llevaban los Emperadores en su túnica amarilla de ceremonia a la derecha del dragón, o bien alrededor del cuello, también lo llevaban, como en el grafico adjuntado, duplicado y cerca de los pies.
En otro blog encontré algo de información sobre el posible autor de la idea:
En la tradición taoísta este hexagrama representa la unión del Cielo y la Tierra, el espíritu y la materia, el azufre y el plomo, el Sol y la Luna, el fuego y el agua.
La sorprendente presencia de estos signos chinos en el Pilar pudiera ser debida a la influencia del Abad del Císter Juan Caramuel y la Compañía de Jesús, muy relacionada con el pensamiento oriental a través de sus misiones en Asia. Fue el jesuita P. Jacobo Kressa (Cresa), quien en el año 1696, a instancias del Conde de Perelada, desempeñó la peritación de las obras de construcción de la Basílica del Pilar.
Estos signos de carácter binario fueron importados presumiblemente por el P. Martino Martini, S.J, profesor de lengua china de Caramuel.
(al interesado en el tema le sugiero encarecidamente que lea el siguiente artículo: Los Jesuitas y Juan Caramuel de Lobkowitz en su relación con el Pilar )